NI DE UNOS NI DE OTROS
Luis Fernando Vía Cavero"El que escribe es profesional en Ciencias de la Comunicación Social, estudiante de Ciencias Políticas y sobre todo alguien que sabe que el aire es libre"
Las tormentas político-sociales que ha soportado nuestro país y los sonados cambios en las políticas de estado han remesado los cimientos de esta creación histórica siempre difícil, llena de vicisitudes y signada por tantas adversidades, que es Bolivia. A pesar de ello, el ciudadano debe ser capaz de sobreponerse a pruebas tan duras para la unidad nacional, como las de octubre de 2003, el cambio que representa la elección del primer presidente indígena, los sucesos en la Ciudad de Cochabamba y las agresiones en el parlamento que pretenden mostrar en la actualidad el fracaso o el éxito de la Asamblea Constituyente.
Sin embargo, el fantasma de los que se preguntan si nuestro país es viable y si la democracia, aún incompleta, como la propia nación boliviana, puede sobrevivir sigue rondando nuestro imaginario colectivo, ¿Certezas o buena propaganda opositora?.
Hoy los Bolivianos nos encontramos ante un gran dilema : o avanzamos hacia una democracia más inclusiva, viable y un modelo de desarrollo que supere las limitaciones del actual o, nos estancamos en la disputa de los tecnócratas corruptos, con su amplia gama de intelectuales de choque, algunos periodistas mercenarios y su política ineficiente contra un populismo antidemocrático, ya superado por la historia.
Los cierto es que, gracias a algunos aciertos gubernamentales y a las buenas condiciones económicas de nuestro país (no soy de los que creo en el Piloto automático), la coyuntura actual es un juego abierto de oportunidades y posibilidades que podemos aprovechar para salir de la confrontación profunda en que hemos caído. Este debe ser un momento de inflexión para impulsar una nueva etapa de modernización económica, social y política que ponga a Bolivia en el siglo XXI.
DESAFÍOS CRUCIALES:
De la fragmentación y sus intenciones a la unidad de la Nación Boliviana
Señores y como diría nuestro Vice Señoritos, tenemos que volver a creer en Bolivia, redescubrir la nación no solamente en discursos o réplicas con contenido racista (de uno y otro lado) sino en sus potencialidades, como el hogar común de todos, capaz de cobijarnos en una visión compartida de futuro y como expresión de las aspiraciones de cambas, collas y chapacos; cholos, indios, mestizos y blancos (si los hay); empresarios, trabajadores y productores. Sabiendo que ninguna región o grupo social podrá alcanzar el progreso por sí solo, porque la geografía, la historia y la cultura nos han hecho inescindibles. Si no lo hacemos, no habrá forma de sacudirnos del pesimismo, la fatalidad o la indiferencia y, entonces, Bolivia no será viable, pero tampoco habrá futuro para nadie.
Redescubrir Bolivia significa afirmar la necesidad de un Estado fuerte y soberano pero sobre todo virtuoso, sin el cual no es posible avanzar en el desarrollo y la democracia. El Estado fuerte y soberano que necesitamos lo será por su capacidad para garantizar un gobierno de nuevas leyes (creo y comulgo con la asamblea constituyente, por sobre algunos de sus frentes irracionales, aunque hoy el debate se hay posicionado en el no más a la asamblea), para estimular la producción nacional y el crecimiento económico, mejorar la complementariedad y la inserción en los mercados, promover la solidaridad y la cohesión social, proveer servicios públicos y mejorar la calidad de vida de todos los bolivianos sin exclusión de clases.
De la exclusión de prioridades al concurso de todos
Si bien es imperativo transitar de una economía centrada en la explotación de los recursos naturales, es menester potenciar su efecto multiplicador y más aún apostar hacia una economía diversificada que nos permita tener alternativas de crecimiento, con capacidad de industrializar esos recursos, en manos del estado y sus ciudadanos como actores económicos que puedan articular la economía del gas, de la agroindustria y la manufactura de exportación con la Economía Popular del campo y de la ciudad a fin de generar más empleo y mejores ingresos para las mayorías.
Debemos potenciar las organizaciones productivas populares, las alianzas empresariales, los pactos productivos publico-privados, la proyección internacional de la participación empresarial boliviana, la educación y la producción del conocimiento local y el capital intelectual Humano.
En ese sentido el estado debe reconciliarse con las instituciones reproductoras del conocimiento, culminando esa relación de interdependencia económica y antagonismo ideal con las universidades, para que nuestros mejores profesionales puedan participar en todo su derecho ciudadano en la construcción de la Nueva Bolivia.
Hace unos días leí un diario de nuestro país, donde nuestro Vice decía " Evo es el único que tiene una visión de país", me complace informarle que no es así, existimos algunos que si tenemos un proyecto serio de país, pero lamento informarle también que ese visión de país no la representa Evo y su prepotencia de buenas intenciones, ni los zánganos que se le oponen hoy.
La nueva visión de país nace de la Participación y Ciudadanía, que viene de la mano de la ampliación de la representación ciudadana e implica un cambio estructural en la democracia y economía.
Apostemos a este tipo de participación en organización, por ser la base una estrategia seria, por que es el ser ciudadano el sujeto del cambio y el constructor de la nueva Bolivia. Ya no los sectores, ni las organizaciones con sus presiones, ya no mas democracia de marchas en las calles.
De la nueva representación al cambio del régimen político
De la crisis del sistema de partidos surgió la posibilidad de refundar el servicio del bien común, con actores renovados y con propuestas de cambio, para que la política sea el medio para forjar el interés general, contener la dominación del poder económico y evitar el partidismo autoritario. Si bien es verdad que existieron grandes reciclajes que contaminaron la nueva forma de representación hoy languidecen en su inoperancia y ceden espacio ante lo inevitable, la nueva representación.
Al Vice le digo, como ciudadano formado en la Doctrina Humanista, tengo el desafío de concebir un régimen político más democrático, representativo e incluyente, que supere los males del presidencialismo autocrático y acabe con los privilegios corporativos de minorías privilegiadas pero respete la propiedad privada en la construcción del bien común, para asegurar la igualdad política real y que todos los ciudadanos puedan participar y beneficiarse en las decisiones que les incumben, dentro de la nueva ley y el sistema institucional.
Debemos reconstruir un sistema político pluralista superando la fragmentación que genera ingobernabilidad y que obstruye realizar un proyecto nacional de desarrollo.
"Una adecuada reforma política para el buen gobierno"
Del aislamiento a la integración regional y mundial
Debemos convertir al país en un espacio soberano, centro de integración económica y energética en Sudamérica, como la forma mejor de insertarnos activamente en la economía internacional y de vencer el aislamiento geográfico y económico heredado de la historia, una de las causas del atraso nacional.
Apoyo las medidas antichantaje del actual gobierno pero lo exhorto a emprender un país que pueda posicionarse y gravitar en el sur, asociarse y complementar su economía con la de sus vecinos y ampliar mercados para la producción nacional y el desarrollo e industralización de sus reservas de gas.
Celebro junto a todos los sujetos racionales las últimas negociaciones y espero que su cálculo político para las negociaciones de finales del 2007 con el Brasil fundamentalmente sea el esperado.
Este manifiesto es un llamamiento a la unidad de los trabajadores, empresarios, profesionales, intelectuales, regiones, provincias, municipios, pueblos indígenas, movimientos organizados y ciudadanos independientes, para sumarse a construir juntos una gran alianza política y social que exprese la unidad más amplia del pueblo boliviano en torno a los grandes objetivos plasmados anteriormente.
viernes, 31 de agosto de 2007
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