sábado, 25 de agosto de 2007

Fascismo de la vida cotidiana (o el talibanismo de la municipalidad)

Mauricio Navia Lora

“Solo es intolerable la intolerancia”


Es desazonador constatar cuán poco hemos avanzado en la adquisición de hábitos democráticos, lo que a fin de cuentas, entre otras cosas, significa aprender a convivir con lo diverso, lo plural. Escudándose bajo un legalismo hipócrita y motivado por la presión de ciertos sectores sociales, la municipalidad ha emprendido una ofensiva tajante y cerrada contra los cafés de la España. Como si la culpa de los deschongues callejeros fuera de los dueños de cafés, que brindan trabajo, pagan jugosos alquileres, y en general revitalizan la economía del centro de la ciudad, que como muchos centros urbanos de Latinoamérica ha sufrido un abandono miope. Pero esta falta de visión de parte de algunas autoridades, en particular, del director de espectáculos públicos, Gerardo Hoepfner, no es nueva. Antes ya la policía desalojó a los jóvenes que se iban a divertir a “Las Islas” (Av. Villarroel, norte), por quejas del vecindario. El resultado no fue una disminución del consumo de alcohol, sino que meramente el consumo se traslado de lugar, primero al Prado y luego a la España. Vale decir que si alguien ha ocasionado el caos que ahora se usa como pretexto para destruir un espacio cultural importante, es la propia municipalidad y la policía. Se ve, pues, que las políticas represivas no sólo son injustas, sino también pecan de estupidez.

Una de las pocas voces sensatas, Luis Bredow, tiene toda razón en creer que si la juventud alcoholizada es un problema, lo que habría que hacer es desincentivar el consumo de alcohol, brindando alternativas, y controlando seriamente el expendio de licores baratos o adulterados. Los partidarios de “la ley y el orden” parecen ignorar que vivimos en un país con un déficit civilizatorio agudo al cual ellos mismos contribuyen de manera significativa. No se puede manipular la ley por conveniencia u oportunismo, o utilizarla como un instrumento para avanzar los fines y los valores propios, en detrimento de los valores y el modo de vida de los otros.

Hemos sufrido una regresión, volviendo a un mundo cultural achatado, donde persiste la dicotomía trabajo-diversión idiota. El poder detesta los espacios de diálogo y espontaneidad, y prefiere mantener las válvulas de escape de siempre: cantinas, discotecas y prostíbulos. Qué enorme incapacidad para ver cómo se generan nuevos espacios simbólicos, cómo florece la creatividad y la vida, o bien, que incapacidad para alegrarse de esto, cuando sí se lo ve. Mucha razón tiene Aldo Carotenuto cuando afirma que “la persona creativa es el enemigo natural del poder”. La peste emocional se ha manifestado en lo pequeño, en lo parroquial; no hace falta mucha imaginación para columbrar la pesadilla si esta gente poseyera más poder. Empero no todo está perdido; más allá de los recursos jurídicos que se están utilizando para salvar el arte y la tertulia, está la oportunidad para que las gentes atropelladas se concienticen de sus derechos y de su fuerza colectiva y se constituyan en un movimiento de contestación, generacional.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y dale otra vez... la represión viene por olas. La noche cochabambina está otra vez un tanto moribunda a causa de muchas cosas: la cuaresma, las batidas, los homicidios cometidos por el tal "Lucifer", la mentalidad de "que se jodan todos" o de "justos pagan por pecadores". Mientras tanto, la atención está enfocada en los "grandes" problemas de la política nacional, los referendos (autonómicos, revocatorios) y demás.

Anónimo dijo...

tienes toda la razon existe talibanismo en cochabamba,, esmas puedo mencionar una fecha en la que que nacio un ser , al que tu sometiste ese "talibanismo" del que tanto hablas : 14 / 5 / 1990 .y puedo citar tu oracion "justos pagan por pecadores" cuanta razon tienen tus palabras.
seria bueno que todas tus palabras bonitas , sepas adecuarlas a tus vivencias .

att. MIGUEL HOEPFNER A