Por: Jacqueline Guzmán
Pese a la polarización que vive el país, el desgaste político de los discursos tanto de la derecha como de la izquierda, nadie (ni el gobierno) niega la autonomía como un valor intrínseco y un proceso sin marcha atrás. El cuestionamiento ahora es qué tipo de autonomía debe ser propuesto para las regiones en marco de un proceso de profundización de la democracia.
Las elecciones del 2005 dieron un apoyo mayoritario (53,4%) al presidente Evo Morales, en gran parte debido al desgaste de las antiguas formas de representación política basadas en la prevenda y la exclusión de grandes sectores de la población.
El proceso de democratización en Bolivia está en crisis desde su nacimiento siendo el reto actual superar el empate catastrófico que ha surgido de nuestro devenir histórico tanto por factores externos como internos.
Dentro de los factores externos, sin duda está la presencia desestabilizadora de los EE UU. Según J. Petras, la clave de la construcción imperial por vía militar de Estados Unidos descansa en dos principios: la invasión militar directa y el fomento de movimientos separatistas que puedan llevar a la confrontación militar. En cualquier país en el que EE UU no pueda instalar un gobierno satélite estable recurrirá a la financiación y el fomento de organizaciones y líderes separatistas que utilizan pretextos étnicos, religiosos y/o regionales.
Algunos factores internos que se desprenden por ende están relacionados con la clara ingerencia política de la Embajada de EE UU, quienes a título de Fortalecer la Democracia financian a grupos y sectores que se han enarbolado con la bandera de la Autonomía hasta el punto de redactar sus propios estatutos autonómicos que no son sino otra forma de centralización desde las prefecturas y responden a intereses corporativos y de sectores que buscan la perpetuación del poder desde sus regiones.
Más allá del contenido político de los estatutos de la media luna y la postura del gobierno, es necesario hacer todos los esfuerzos necesarios para profundizar el proceso democrático en base a la participación ciudadana. La principal falla de los estatutos autonómicos redactados hasta ahora es que surgieron sin un proceso de consulta popular por medio del sufragio, lo cual pone en tela de juicio incluso la validez de los votos por el Si (aun haciendo caso omiso de la abstención).
Por lo tanto, una tercera opción debe surgir desde más allá de la lógica que manejan tanto el gobierno como las regiones basada en la sistemática descalificación del otro mediante duros apelativos (oligarcas, separatistas, fascistas, centralistas, totalitarios, etc.) Y más bien enfocarse en el valor de la democratización de todos los niveles de la vida pública, viendo la democracia como una cuestión ante todo instrumental y procedimental, dado que en este momento no existe hegemonía. Hoy en día la legalidad concede legitimidad y ese es ciertamente un triunfo.
Es por esto que Cochabamba debe llamar a elecciones para designar a quienes vayan a redactar sus estatutos autonómicos.
jueves, 26 de junio de 2008
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